10 marzo 2010

Obremos en conciencia. Obremos como Masones.

Queridos Hermanos todos:

El ideal democrático puede describirse siempre así: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Parece que nuestra Orden en España le quita sentido a esas palabras. La Gran Logia de España no se ha degradado, todo lo contrario. Pero nuestro pensamiento, sí. ¿Cuántos hermanos nuestros serían hoy capaces de explicar esa trilogía? Sin embargo, la realidad no comprime esas palabras. Sólo un pensamiento vulgar comprime su significado.

La Libertad es un sentimiento político. La Igualdad un sentimiento moral. Y la Fraternidad un sentimiento religioso. La Igualdad implica una idea noble del Hombre y un ascetismo moral. Para comprender la Igualdad, hay que Ser. Y Ser es ser diferente. La Igualdad no está en la nivelación. La Igualdad es lo que permite armonizar las diferencias con una idea elevada del respeto a sí mismo y a los demás.

Debemos armonizar las diferencias, partiendo siempre de que el actual Gran Maestro deje su cargo; después de perder las elecciones, evidentemente. En el extraño caso de que siga el mismo Gran Maestro, la situación es completamente distinta. Muchos Hermanos pedirán la Plancha de Quite y pasarán a otra dimensión; y los que se queden, seguirán luchando legítimamente.

Recordemos que las máquinas no votan, sino los hombres. La bomba atómica no mata, sino los hombres. Los Hermanos llevados por el esoterismo evolutivo, algo utópicos en nuestro mundo, son los más sensatos y constructivos, llevados por buenos principios y mejores obras. SON COMPATIBLES.

El progreso de nuestra Orden, como ha pasado a lo largo de la historia en nuestro país, se produce independientemente de las doctrinas y las crisis fantasmagóricas. Este progreso acentúa o mitiga las dificultades de alcanzar nuestra normalidad, según estemos o no unidos.

El franquismo aniquiló nuestra Institución. Y los principios, como es sabido, son difíciles. No teníamos buenos Maestros. Los Hermanos que llegaron del exilio pensaban que los iban a hacer Ministros; la realidad fue terrible. Se aprendió una masonería de estar por casa. Se tardarán, posiblemente, cincuenta años en encontrar la normalidad. Bien es cierto que otros países, en situaciones similares, han solucionado ese problema; les ha sido más fácil. Pero recordemos que esos países salían de una economía bajo mínimos y la recuperación económica de una manera bastante rápida, ha permitido la expansión de la Orden, como una mancha de aceite sobre el pavimento.

Muchos de nosotros no somos deterministas. Yo dudo que la marcha de nuestra Orden tenga un sentido único. Creo, ciegamente, en la voluntad individual. Creo en la voluntad personal. Creo en el libre albedrío. Quizás soy ateniense, aunque con coche y televisor. Las enseñanzas que impartimos son ridículas. La fraternidad es mínima. La influencia en la sociedad nula. El Código Moral Masónico, entre otras cosas, nos dice: “Escucha siempre la voz de tu conciencia”. Recuerdo que en el Pinocho, de nuestro hermano Carlo Gollodi, las malas compañías le van diciendo a Pinocho: “soy la voz de tu conciencia”. Los Hermanos, a la hora de votar, o no, debemos escuchar la voz de nuestra conciencia y no la de los “Pepitos Grillos”.

¿Cómo sería nuestra Orden si todos los Hermanos nos uniéramos para reconciliarnos con lo mejor y más profundo de nosotros mismos, en un clima de afinidad, de tolerancia y de serenidad?

Salvo honrosas excepciones, la especie humana, antes de tomar partido, analiza los beneficios que le reportará una u otra postura. El objetivo de los Hermanos que comparten el liderazgo con el actual G.M. es no perder su estatus.

Existe también un minúsculo grupo, huérfanos de deseos, que buscan la felicidad de todos y la grandeza de la Orden. Pero ese pequeño grupo está dividido en dos facciones enfrentadas entre sí. Podríamos decir que comparten un fin común, pero caminos distintos para conseguirlo.

A qué se debe. ¿Ignorancia? ¿Vanidad? ¿Falta de datos? Propongo este problema como una especie de “koan”, una alegoría zen, al estilo de: “¿qué es la realidad más allá de lo positivo y lo negativo?” ¿Cómo evitará ser uno engañado o ser un engañador? ¿Cómo se librará de la ilusión del yo sin intentarlo o no intentarlo? Si necesitamos la gracia del GADU para saberlo, ¿cómo obtendremos la gracia para obtener la gracia? ¿Quién responderá a estas peguntas si sólo somos una ilusión? La verdad es que nuestro apuro es perder la oportunidad.

Que cada uno actúe según su conciencia, sin influencias ni ambiciones. Todas las opciones son válidas. Creo es posible una unión de los diferentes puntos de vista, ahora o después de las elecciones, es igual; siempre y cuando, repito, el actual G.M. no esté.

Después de cuatro años, el actual G.M. presenta un cuadro de miembros igual al que dejó el pasado G.M. Es decir, aún estando la sociedad profana bastante madura para entrar en nuestra Institución, sino masivamente, si de forma progresiva, ha fracasado como líder y gestor. Ya sólo por ese motivo sólo no debe continuar. Pero, además:

- ha conseguido enfrentar, de forma violenta, a los Hermanos;
- ha arruinado el tesoro de la Orden;
- ha insultado, ha traicionado, ha obrado delictiva y torticeramente;
- ha gastado fortunas en la defensa de lo indefendible (varios Hermanos se han visto obligados a acudir a los tribunales para poder respirar);
- ha roto relaciones por vanidad con los grados Filosóficos de la Institución;
- ha roto relaciones con Potencias extranjeras, tradicionalmente amigas, pensando que a la G.L.U.I. le complacía (¡cuanto más lejos de la realidad!);
- y, por último, ha sido abandonado por sus Hermanos-Masones históricos.

Sabemos que el único candidato en la oposición tiene apoyos y detractores; no puede ser de otra manera. Es bueno, es sano y es legítimo darle una oportunidad. Y si sus obras no responden a sus palabras, ello lo sabremos en pocos meses y a ello será requerido. Repito: que cada uno que obre según su conciencia. Pero eso no debería apartarnos de abrazarnos todos como Hermanos (Cadena de Unión) ¿Lo intentamos sinceramente?

El último apartado del Código Moral Masónico dice así: “Jamás juzgues ligeramente las acciones de los Hombres, perdonándolas o condenándolas. Dios es el único que puede valorar sus obras”.

FULCANELLI.

No hay comentarios:

Publicar un comentario