15 junio 2009

Cierre del curso masónico: una nueva oportunidad

Queridos Hermanos todos:

El final de este curso masónico se acerca. Durante los meses de Junio y Julio, en las Logias se produce el emocionante y democrático momento de presentar los resultados de una Veneratura y proceder a la elección de un nuevo Venerable para dirijir las obras de su Taller durante el próximo año. Es aquí, durante este proceso, en donde se puede vislumbrar si los trabajos, sobre la Piedra Bruta, han sido justos y perfectos (o sólo una lamentable pérdida de tiempo).

Los que me conocen saben que siempre he sido de la opinión que en la Masonería no hay cargos; sólo hay oficios, en los que los Hermanos somos colocados por la libre voluntad de otros Hermanos, de nuestros iguales. Y es bueno que, cada año, todos los oficios (salvo, si me apuráis, los de H. Secretario y H. Tesorero, por su carga administrativa y reglamentaria adicional) deben ir rotando todos los años, para el bien de los Hermanos y de la Logia. No deben existir oficios a disposición de Hermanos; sino Hermanos a disposición de oficios.

En este sentido, creo que debería ser costumbre habitual, marca de cantera de la Francmasonería Española, que cada año el Venerable Maestro fuera un nuevo Hermano que nunca antes lo hubiera sido. Debemos hacer crecer a nuestros Hermanos en el ejercicio y la responsabilidad de todos y cada uno de los oficios de una Logia. Sólo de esta manera, los miembros de un Taller pueden comprender las dificultades, de todo tipo, a las que los oficios de la Logia tiene que enfrentarse durante su mandato. Ejemplo: en tiempos de nuestros Hermanos los masones operativos para que un hombre pudiera llegar a ser el Arquitecto, el Gran Maestro, de obras tales como una catedral, éste debía pasar años y años conociendo todos y cada uno de los oficios involucrados en el campo del conocimiento constructivo. El saber requiere su tiempo y su aprendizaje.

Desconfiemos, como Hombres y como Masones, de aquellos que en aras de la salvaguarda, de no se sabe qué valores, deciden que sólo ellos deben seguir sentados en la poltrona, pues nadie más tiene ni las cualidades, ni los conocimientos, ni la experiencia, que ellos sí tienen, para poder conducir a otros grupos humanos, los cuales sin ellos quedarían irremediablemente huérfanos y desamparados. ¡Que el G.A.D.U. nos proteja de los salvapatrias cuya luz (en minúscula) es la única que brilla en la tinieblas!

Espero y deseo que, en Septiembre, las Logias se llenen de nuevos Hermanos sentados en el trono del Rey Salomón, con la ilusión y la esperanza de aprender, en libertad, con sus errores, ayudando a su Logia en particular y a la Orden Francmasónica en general.

Recibid todos un T.·.A.·.F.·.

03 junio 2009

Trabajando la Piedra Bruta

Queridos Hermanos todos:

Ayer tuve la suerte de poder asistir a la presentación del libro de un Hermano, en el Ateneo de Barcelona. La sala no era demasiado grande, pero estaba llena de invitados y de expectación. Muchos de los asistentes eran Hermanos y acompañaban, como así debe corresponder, al Hermano escritor, en un evento en el que éste presentaba a la sociedad profana el fruto de su trabajo masónico.

No hablaré aquí del libro ("Los altos grados de la masonería"). Lo que sí quiero destacar es que el auténtico trabajo de pulir la piedra bruta se hace despacio, en silencio y con paciencia. No es necesario grandes aspavientos, ni gritos, ni descalificaciones, ni plataformas, ni juntas de salvación nacional, ni líderes carismáticos que se aferran a la poltrona como si con ello les fuera la vida. Sólo eso, amor, trabajo y silencio.

Espero que aprendamos de una vez la lección y que estas enseñanzas nos impregnen a todos los Hermanos para poder llevar a cabo la gran labor a la que estamos destinados. De lo contrario, sólo seremos otra asociación más de individuos, a los que sólo les preocupa su pequeña parcela de poder, su minuto intrascendente de gloria y el reconocmiento de méritos inócuos.

Recibid todos un T.·.A.·.F.·.