13 mayo 2009

El candidato a MRGM de la GLE

Queridos Hermanos todos:

Si hablamos de la futura Gran Maestría, creo, humildemente, que debemos distinguir tres fases en nuestro proyecto de obra común. A saber:

1º. Poner orden en nuestro Templo común que es la GLE. Para ello, necesitamos:
  • un buen Hermano, que no esté enfrentado con nadie;
  • que no forme ni haya formado parte de grupos o familias masónicas cuyo principal objetivo es la consecución del poder por el poder;
  • que pueda sentir el respeto y recibir el apoyo fraternal de la mayoría de los Hermanos de la Institución, españoles y no españoles (Masones todos);
  • con experiencia en la organización y en la planificación de organizaciones;
  • con capacidad de liderazgo y de trabajo;
  • limpio de manos y de corazón, por sus relaciones con todos los Hermanos por él conocidos;
  • inmaculados sus guantes y su mandil, por los trabajos realizados en su Logia;
  • que tenga una idea muy clara del futuro y de la necesaria renovación para la GLE;
  • que quiera trabajar duro esa piedra bruta para la consecución de ese anhelado objetivo;
  • y que sienta profundamente en su interior los valores de la Orden Francmasónica.

Ningún candidato que no reúna este perfil, estas condiciones sine qua non, por muchos años, por muchos grados, por muchas condecoraciones, por mucho currículum masónico que nos presente, no servirá para nada; todo seguirá igual.

2º. Realizada esta labor de transformación, de cambio normativo y de estructuras, este buen Hermano, que se habrá entregado a la imprescindible transición de nuestra Orden, cuando haya terminado estos trabajos podrá convocar elecciones a la Gran Maestría (a los 2, a los 3 años, en fin cuando la piedra haya sido pulida).

3º. Entonces será el momento de buscar el mejor, el más humilde de nuestros Hermanos, aquel cuya Luz nos ilumine y nos ayude a alcanzar niveles superiores de conocimiento y de consciencia. Buscaremos entre todos el Hermano que merezca ser nuestro Gran Maestro, por la belleza de su interior y por el resplandor de su consciencia Francmasónica. Y todas estas luchas fraticidas, cainitas y estúpidas sólo quedarán en los libros de historia, para recordar, como se dice en la novela de Frank Herbert, DUNE (1965): "Todos los principios son complicados".

Recibid todos un T.·.A.·.F.·.

No hay comentarios:

Publicar un comentario